Helsinki es la capital de Finlandia, situada al sudeste de dicho país, destaca por su frescura, limpieza y modernidad.
Para empezar nuestra visita, nos situaremos en Esplanadi, una avenida en la que confluyen las dos calles más concurridas de Helsinki. Siguiendo hacia el este, encontramos en lo alto de una colina la Catedral de Uspenski, construida en 1868, cuya fachada recuerda a los tiempos de ocupación rusa. Procedemos el descenso colina abajo y a nuestra derecha se muestra el Palacio Presidencial (construido en 1845), anteriormente hogar de un atesorado comerciante.
En 1837 el Gobernador General de Finlandia la compró, y esta fue elegida por el Zar Nicolás I como su residencia oficial, cambio su nombre al Palacio Imperial de Helsinki. A partir de 1919, sirvió como residencia habitual para los presidentes finlandeses. Si vamos al otro lado de la calle, llegamos a la Plaza del Mercado, donde semanalmente se organiza un mercadillo de carácter importante, que es conveniente no perderse.
Otro punto fuerte de Helsinki es Suomenlinna, en donde se encuentra la isla-fortaleza. Antiguamente era una base militar, que varió sus funciones dependiendo de sus ocupantes. Es una de las grandes atracciones de Finlandia, nombrada en 1991 Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.
Volviendo hacia Esplanadi, esta vez iremos dirección norte, para pasar por la Plaza del Senado, en cuyo centro se encuentra una estatua de Alejandro II Emperador de Rusia, y la verdadera joya de esta plaza; la Catedral Luterana, símbolo de la ciudad. En esta misma plaza encontraremos también otros edificios como el Palacio del Consejo del Estado y la Universidad de Helsinki.